lunes, 6 de septiembre de 2010

Los come-hierba molan

¿Qué es lo primero que se te ocurre cuando escuchas “come-hierba”? A mí se me vienen a la cabeza ciertas criaturas con cara de buena gente que en Jurasic Park estornudaban llenando de mocos a la niña rubia pedante… los Diplodocus.



Pero nada más lejos de la realidad. Los come-hierba (grass eaters) son lo último en Japón. Los míticos samurais han pasado a la historia. Los come-hierba son hombres afeminados, despreocupados por encontrar un puesto de trabajo, el sexo o las relaciones de pareja. Que se sientan para orinar, que viven con sus madres, que gastan la casi totalidad de su presupuesto en cosméticos y ropa (extremadamente ajustada), y que a veces utilizan sujetador. Les gustan los viajes al extranjero, en muchos casos son adictos al porno y viven de amor platónico en amor platónico.


Tsuyoshi Kusangi
(actor japonés y come-hierba de libro)

Según el sociólogo japonés Takuro Morinaga, ése es el perfil del come-hierba, “un ser de la gran ciudad que vive en continua alerta, para evitar ser cazado por alguna hembra carnívora”.

¿Rarezas de oriente, o tendencia inminente en occidente? ¿Pasará el hombre ibérico por esa moda de veganismo social? Lo ducho mucho, pero sólo el tiempo tiene la respuesta...